Ave María Purísima

La newsletter de este mes es una confesión. Ser autónomo es una mierda. Sí, aunque suene mal esta palabra y parece que verla escrita es todavía peor, lo es, y hay que decir las cosas como son.

Tiene muchas ventajas, no lo voy a negar: la libertad de trabajar como quieras, a tu manera, sin necesidad de adaptarte al estilo de un jefe cabezota o de una empresa que ve números en lugar de empleados; y… Espera. No. Ya está, ya no hay más. Sin embargo, puntos en contra tengo para dar y regalar: la inestabilidad de no tener unos ingresos fijos, la inseguridad de que tus ingresos no dependen totalmente de ti, la ansiedad continua del “qué pasará”, las vacaciones que no son vacaciones…
Y yo, que mis palabras preferidas son “paz”, “tranquilidad”, “seguridad” y “estabilidad”; pues, a veces, no lo llevo del todo bien.

También quiero confesar que no puedo con las redes sociales. Lo he intentado. Asumí que el mundo, hoy en día se mueve por las redes sociales, pasé por el aro, vendí mi alma al diablo y me uní a Instagram. Al principio no fue del todo mal, siempre que empiezo algo nuevo tengo la ilusión inicial del niño curioso. Sin embargo todo el rato sentía que actuaba en contra de mi naturaleza. Soy introvertida, no me gusta venderme, nunca he sentido la necesidad de mostrarme al mundo, y mucho menos, de hacerme notar. He intentado cambiar eso, pero al fin y al cabo, no puedo (ni quiero) cambiar mi carácter ni hacer cosas con las que no me sienta a gusto, forzarme para encajar en el ritmo vertiginoso de esta sociedad. Odio que me atosiguen con información, con lo que ahora se llama “contenido de valor”, que me metan datos y estímulos por los ojos hasta que ya no sepa incluso si decido por mí misma. No voy a hacer yo lo mismo. Cuando asumí que no me gusta instagram, y que no tengo por qué adaptarme y hacer lo que todo el mundo hace, me bajó el nivel de ansiedad. Pensé incluso en cerrar la cuenta. Pero bueno, tampoco voy a ser tan drástica y echar por tierra el trabajo de estos meses. Y si algún día quiero publicar algo, pues publicaré. Pero será lo que yo quiera, cuando yo quiera y como yo quiera.

Hace poco leí un post de una asesora de emprendedoras que se titulaba “Cómo trabajar menos y ganar más”. La respuesta era: “Sube tus precios”. Espera, espera, espera. ¿Dónde está el límite? ¿Por qué siempre tenemos que querer más, y más, y más? Estoy muy cansada de escuchar y leer las palabras “éxito”, “ambición”, “crecimiento”, “progreso”, “desarrollo”… Últimamente parece que solo se entienden estos términos ligados al aspecto económico. ¿Qué es el éxito? Cuántas veces habremos escuchado esta pregunta… Para mí el éxito es la tranquilidad, la estabilidad, la paz y la seguridad. Mis palabras preferidas. Para mí, mi mayor ambición es tener una familia y un hogar. Para mí el crecimiento es conocerme cada día un poquito mejor. Para mí el progreso es aprender de los errores. Para mí el desarrollo es gestionar cada día mejor las situaciones que me generan estrés.

Me encanta mi trabajo. Me encanta llevar la música a todas las personas que quieran adentrarse en ella. Y me encanta poder hacerlo a mi manera. Pero la inseguridad y la inestabilidad del autónomo, a veces pueden conmigo. ¡Pero no pasa nada! No podemos controlarlo todo siempre. Así que, a seguir adelante y a llevarlo de la mejor manera posible. ¡Hasta la próxima!

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