Alza la vista y observa

“Agua de mayo, crece el pelo”, y así, yo de pequeña dejaba que la lluvia de este mes me mojara la cabeza, convencida de que de verdad el pelo me crecería más rápido. La sabiduría popular suele ser una fuente de conocimiento, pero, en este caso, no lo tengo muy claro. Si alguien sabe de dónde viene este refrán, ¡que me lo cuente!
Pues sí, ya estamos en mayo. Acaba de empezar el primero de los dos meses del año que más estrés me generan. “¡Todos los años te pasa lo mismo!”, me decía ayer mi madre por teléfono. Y no le falta razón. Todos los junios de mi vida me cargo de razón diciéndome “El año que viene no me va a pasar lo mismo, no me voy a meter en tantas cosas, voy a trabajar, estudiar ¡y ya!”. Pobre de mí, al final se me olvida. Pero, ¡qué se le va a hacer! Así soy yo, un culo inquieto con aspiraciones e inquietudes. 
El la pasada newsletter hablé del nuevo proyecto que acababa de florecer entre mis manos: un coro infantil que pretendía llevar a Ourencanto, un encuentro de coros infantiles y juveniles a nivel de toda Galicia que tiene lugar en Ourense y que cuenta con la colaboración del director Josu Elberdin. ¡Pues lo logré! En poco más de un mesecito, mis pequeños cantores se aprendieron todo el repertorio, y para allá que nos fuimos, junto con otros cuatrocientos cincuenta niños. Fue una experiencia absolutamente maravillosa. Muchos de mis niños me sorprendieron enormemente con su entusiasmo, su atención y su entrega. Me estallaba el corazón de amor al verlos tan formales en el escenario, sin perder de vista al director. Las mamás y los papás se emocionaron muchísimo, quedaron gratamente sorprendidos con el gran trabajo realizado por sus niños en tan poco tiempo, y el resultado fue espectacular. Fue una experiencia que no olvidarán nunca, y yo tampoco. 

Ahora es el momento de confesar. Ourencanto no era un fin para mí, sino una excusa. La excusa perfecta para crear el coro, proyecto en el que había estado trabajando durante un año, sin que generara gran impacto. Y, modestia a parte, fue una gran idea, pues ahora están tan emocionados, debido a Ourecanto, que todos quieren seguir formando parte del coro y vienen a ensayar con muchísimas ganas e ilusión. Tanto, que en el último ensayo me dieron una sorpresa preciosa.  Cuando salí, me estaban esperando todos los niños y los papás y mamás con una orquídea y una caja de bombones. Al principio me dio tanta vergüenza que me volví a meter para dentro… ¡Fue tan emocionante! Llevo diez años dedicándome a esto y es la primera vez que recibo un regalo colectivo de  parte de los niños y sus familias. ¡Mi día fue perfecto gracias a vosotros! Mil millones de gracias, de corazón.

Y así se despide abril, lleno de emociones bonitas y experiencias enriquecedoras que no olvidaré nunca. Y mayo traerá otras nuevas que ya están fraguándose.
A nivel personal, el mes de abril también ha sido especial. He tenido el placer de visitar La Mariña, el norte costero de Lugo, en un viaje exprés que hice con mi pareja. Nos encantó tanto que al final nos quedamos un día más de lo previsto, en un albergue de peregrinos. La costa de Lugo es de los paisajes más impresionantes que he podido observar con mis propios ojos. Quizás conozcáis la famosa Playa de las Catedrales, que es bonita, por supuesto, pero lo realmente espectacular es el verdor de la naturaleza mezclado con el rosa intenso, el amarillo y el blanco que cubren los prados en esta época del año, mezclándose con el oscuro de la roca de los acantilados, y adentrándose juntos en la inmensidad del océano, que en esta zona no tiene nada de manso. Me sentía como si estuviera en el sur de Inglaterra, como si en cualquier momento fuera a aparecer el señor Darcy montado a caballo. Este territorio te regala espectáculos así allá donde vayas y allá donde mires.

En el apartado “Inspiración” de mi web subiré próximamente todas las fotos que hice. 🥰
Y sin mucho más que contar, me despido. ¡Hasta la próxima!